Comencemos explicando brevemente estas dos técnicas. La neumática es la tecnología que emplea el aire comprimido como modo de transferir energía, para mover y hacer funcionar mecanismos. El principio básico por el que funciona, es que el aire es elástico, y que por tanto, si se le aplica presión y se mantiene, éste devuelve la energía cuando se le permite expandirse.
La neumática presenta varios beneficios. Resulta ser un gran aliado para el medio ambiente, ya que no produce residuos, y al ofrecer un índice de peligrosidad relativamente bajo en comparación con otros sistemas, es recomendable utilizar en medios inflamables, a diferencia de equipos eléctricos. Por otro lado, la energía neumática se puede almacenar, por lo que en caso de fallo eléctrico, se podría utilizar esta. Cabe añadir que es una fuente de energía de fácil obtención (solo se necesita un compresor), y sobretodo barata.
Pasemos a la Oleohidráulica.
Esta tecnología utiliza generalmente el aceite mineral (o en su defecto hidráulico), para la transmisión de potencia. La utilización de aceite no solo tiene como objetivo la transmisión de energía, sino que también cumple como lubricante y sellador, además de minimizar el desgaste del equipo.
Una de las grandes ventajas que presenta la Oleohidráulica, sobre la hidráulica, es que el aceite no corroe los componentes internos de los circuitos, alargando así la vida útil de estos. Además, permite trabajar con elevados niveles de fuerza, y permite realizar instalaciones compactas.
A simple vista presenta dos inconvenientes, uno es que al trabajar con altas presiones, se esta expuesto a la eyección de aceite, que puede ocasionar grandes daños personales, y otra es que normalmente los circuitos hidráulicos desprenden mucho calor, por lo que al entrar en contacto con algún componente puede producir una quemadura de diversa consideración.